Salud psicológica en tiempos del coronavirus Covid19
Protección y cuidado de la salud psicológica en tiempos del coronavirus Covid19
La doctora en Psicología Social, María Teresa Urreiztieta, profesora de la Universidad Simón Bolívar, ofreció una serie de recomendaciones prácticas para protegernos y fortalecernos en escenarios extremos y situaciones límites, específicamente durante la emergencia e impacto de la pandemia en Venezuela.
A continuación reproducimos su artículo completo.
En este momento la humanidad y todos los venezolanos nos encontramos en una circunstancia extraordinaria, bajo una fuerte presión en la que nos parece que cada día tenemos menos control y decisiones sobre lo que queremos y podemos hacer con nuestras vidas.
En nuestro caso, el prolongado conflicto político venezolano, el caos económico, el debilitamiento de las instituciones democráticas y la sistemática erosión del estado de derecho; el maltrato, asedio y asfixia presupuestaria y moral a las universidades, las precarias condiciones de vida que hemos estado padeciendo durante años hasta decantar en una Emergencia Humanitaria Compleja, constituyen sin duda un desafío sin igual a nivel personal, familiar, social y político.
Estas situaciones se han ido solapando unas sobre otras hasta condensar un clima muy complejo de comprender y manejar, con situaciones límites que nos han trastocado casi todos los planes de vida que teníamos entre manos. Podemos decir que estamos en una fase de conmoción existencial, pues nuestros mundos de vida y sus sentidos se han alterado de una drástica manera y no tenemos claro hacia dónde nos dirigimos ni cómo. A este estado de cosas, a esta Emergencia Humanitaria Compleja viene a sumarse ahora el impacto y las consecuencias de la pandemia del Covid19. Este panorama nos exige sobreponernos, fortalecernos y actuar.
Como lo sabemos y lo hemos experimentado muchas veces ya, predominan en estas situaciones de crisis, de cuarentena y alerta máxima, mucho sufrimiento y emociones negativas que pueden debilitarnos, perjudicarnos seriamente si no las identificamos y canalizamos a favor de nuestra salud y bienestar integral. Por ejemplo, es típico de estas situaciones extremas con altísimo grado de incertidumbre –como el confinamiento en nuestras casas al que nos obliga la pandemia-, que aparezcan crisis de ansiedad, miedo, pánico, insomnios frecuentes, falta o exceso de apetito, sensación de estar en estado de alerta permanente, mareos, falta de aire, taquicardias, cansancio crónico, desánimo, depresión, inquietud generalizada, etc.
Por ello, estamos obligados, más que nunca, a actuar en procura de nuestra salud física, psicológica y espiritual para protegernos y fortalecernos a nivel personal. Esto nos permitirá también proteger y cuidar a nuestros familiares, amigos, vecinos; a actuar de manera asertiva y solidaria en cualquier lugar donde podamos incidir para apoyar y acompañar a las personas que son más vulnerables y que requieren de nuestra ayuda.
A continuación van unas notas con recomendaciones psicosociales y acciones prácticas que pueden ayudar a fortalecernos, a protegernos, a aliviarnos y a aliviar a otros en estos cruciales momentos:
Comprender lo que está pasando: La situación de emergencia es un alerta para protegernos y resguardarnos del contagio de la pandemia desatada por el virus Covid19. Como toda emergencia, pasará. Es temporal. Se atenuará. Pasará lo antes posible en la medida que comprendamos lo que está ocurriendo, lo interconectados que estamos e interdependientes que somos, por lo que todos estamos implicados y somos responsables de contener los contagios y gestionar lo mejor posible el impacto del virus en nuestras vidas. Por ello, debemos difundir y tomar las medidas necesarias del confinamiento y distanciamiento físico junto a las de limpieza e higiene recomendadas para protegernos y proteger a toda la población. Se trata de adaptarse lo mejor posible a una situación excepcional, completamente nueva.
Hacerse una rutina, solo o acompañado: “llenarse el día” es muy importante, sobre todo si vamos a estar en casa durante largos periodos. Lo mejor es planificar, estructurar, de manera flexible, su día a día, tomando en cuenta los espacios de los otros y los tiempos diferenciados de cada quien en la medida de lo posible. Hacer ejercicios, dedicarse a actividades placenteras como leer, escribir, escuchar música, retomar pasatiempos olvidados como rompecabezas, colecciones; inscribirse en cursos online, tocar un instrumento, pintar, jugar, cantar, reír, cocinar, ver películas ligeras, atender o adelantar tareas pendientes en casa, llamar a familiares y amigos, dedicar ratos a lecturas con textos espirituales, meditar u orar si es el caso, etc. Propóngase pequeñas metas u objetivos a alcanzar diariamente que lo llenen de satisfacción. Trate que cada día sea un poco diferente.
Cuide su salud física y la de los demás: Además de tomar las medidas exigidas para la cuarentena y demás fases del estado de emergencia, coma e hidrátese bien en la medida de sus posibilidades, no salte comidas, duerma a las mismas horas acostumbradas, vístase con ropa sencilla, no pase el día en piyamas; tome sol desde un balcón o ventana si no puede salir.
Reconozca y acepte sus emociones para que las pueda manejar y canalizar lo mejor posible: Si no se tiene apoyo profesional es importante dedicar un tiempo en un lugar tranquilo de la casa a reflexionar, reconocer cómo se siente ante lo que está viviendo: miedo, angustias, ansiedades, inseguridades, incertidumbres, agobio, tristeza, insomnios, pensamientos obsesivos pueden predominar. Si identifica alguna o varios de ellos, comparta su sentir con familiares y amigos de su confianza. Haga ejercicios de respiración y relajación que lo ayuden a despejar y atenuar las emociones y pensamientos negativos. Hable, converse lo que necesite. Si siente que sus emociones lo desbordan busque ayuda profesional.
Cuide su estado de ánimo y el de los demás: Largos periodos de confinamiento y estado de alarma pueden hacer que de vez en cuando nuestro estado de ánimo decaiga y nos debilitemos emocionalmente, dejándonos llevar por la incertidumbre, la angustia, el desasosiego. Cuide sus emociones y pensamientos, lo que dice y cómo, sobre todo delante de los más sensibles y vulnerables. Haga un esfuerzo por crear un clima constructivo y armonioso dentro de su hogar.
Converse con frecuencia, al menos cada semana con el grupo familiar o con las personas que viven con usted para saber cómo se sienten, qué piensan sobre lo que está ocurriendo, cómo están durmiendo, qué les inquieta o molesta, qué desean hacer juntos, qué imaginan o anhelan hacer cuándo termine el confinamiento en casa. Estos encuentros ayudan a conocer el estado de ánimo de los demás, estimulan la comunicación y fortalece la salud emocional del grupo.
Mantenga los contactos: No se aisle del mundo exterior, manténgase en contacto (no físico por ahora por las medidas de distanciamiento físico y confinamiento temporal en casa) con las personas más importantes para usted: familiares, amigos, compañeros de trabajo y especialmente con personas mayores, sean o no familiares suyos. Las experiencias comunes y compartidas nos reconfortan y alivian, nos confirman que no estamos solos viviendo esta situación y sus malestares. Los demás pueden ser fuentes de ideas, alegrías, buen humor, apoyo, compañía, de gran bienestar.
Intente que el tema de la pandemia no esté constantemente presente en sus conversaciones diarias, esfuércese por hablar de otros temas, sobre todo delante de los niños, jóvenes y ancianos.
Solidaridad y apoyo a otros: Si lo desea y puede, ofrézcase para realizar pequeñas tareas en apoyo a la comunidad de vecinos o a otros más vulnerables o incapacitados. La generosidad y solidaridad con los demás en estos tiempos de emergencias múltiples nos hace sentir útiles y conlleva satisfacciones y alegrías insospechadas que contribuyen con nuestro bienestar personal.
Infórmese adecuadamente. Limite o suprima la exposición constante a las noticias. Estamos expuestos a un bombardeo diario proveniente de diversas fuentes, TV, radio, redes sociales, computadora, celular, por lo que esta saturación puede constituirse en un desencadenante de agobio y ansiedades. Tenga cuidado y revise las fuentes, redes y cuentas que sigue, pueden contribuir de manera significativa con el clima de miedo, angustias y estrés continuado. Necesitamos estar informados, pero hay que poner un límite. Se recomienda ver, leer, o escuchar noticias una sola vez al día en un tiempo limitado. Por ejemplo, no más de una hora diaria o interdiaria.
Privilegie las fuentes que ofrecen conocimiento científico y de los organismos internacionales reconocidos. Infórmese a través de medios de comunicación confiables, veraces y responsables.
Privilegie los mensajes constructivos. Evite difundir rumores, noticias catastróficas, cifras no comprobadas, fake news.
Siga cuentas y contactos creativos y pedagógicos que ofrezcan informaciones y actividades relacionadas con el mundo de las artes, deportes, hobbies, temas de espiritualidad, entre otros, y compártalas con los demás.
A estas recomendaciones pueden sumarse muchas otras que ayuden a pasar la situación de emergencia y su cuarentena lo mejor posible. Partiendo de un enfoque psicosocial, hemos presentado aquí las que nos parecen imprescindibles para proteger la salud psicológica y contribuir así con el bienestar personal, grupal y colectivo en estos difíciles momentos.
Prof. María Teresa Urreiztieta